La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

Visión, Agenda, Compromiso.

¿Juego y azar? ¿Oportunidad y esperanza?

Por un mundo sostenible en 2030 … ¡y después también!

¿Qué son los ODS 2030?

La Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 de Naciones Unidas, aprobada el 25 de septiembre de 2015, establece 17 Objetivos que sirven como brújula para orientar los esfuerzos del conjunto de las naciones y las instituciones que conforman el sistema de toma de decisiones, tanto internacionales como nacionales, vinculadas al modelo de evolución, progreso, avance o mejora, que la humanidad mediante sus representantes, acuerda y fija a modo de Agenda con metas a alcanzar al llegar el 2030.

Es decir, una Agenda que da forma a una Visión. Una propuesta para construir un mundo sostenible social, económica y ambientalmente, para compartir cuando llegue el 2030. Las naciones que adhieren a este acuerdo, de hecho las que integran el sistema de Naciones Unidas, fijan a su vez su propia Agenda 2030 nacional, y establecen sus propias metas con las que se apuesta a contribuir al logro global acordado.

Visión, Agenda, Implementación.

En Argentina, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible cuenta con un mecanismo de seguimiento para monitorear los avances según las recomendaciones de la propia UN, y se establece a su vez un mecanismo de seguimiento para las provincias.

La idea es que cada sector de gobierno tiene la oportunidad de identificar cuáles son los ODS a los que puede contribuir, y definir políticas que contribuyan efectivamente. Modelando así un plan de gobierno que perfile un modelo de gestión eficaz para contribuir progresivamente a las metas fijadas.

A su vez, el gobierno nacional, con la participación de los gobiernos provinciales y del resto de los actores clave de la sociedad -empresas, academia, organizaciones sociales, territoriales, sectoriales-, debe definir no sólo sus metas sino también la forma en que contribuirá con los gobiernos provinciales para que éstos alcancen sus metas y contribuyan al desarrollo sostenible de sus territorios.

Hasta aquí, la propuesta que trae consigo la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Una visión deseable, un mecanismo de seguimiento, un compromiso global, instrumentos y herramientas para asistir a las naciones en la formulación y puesta en marcha de las Agendas nacionales y locales.

¿Qué utilidad tiene la Agenda 2030 para las naciones?

Fundamentalmente, una visión compartida, metas globales a las que contribuir con el esfuerzo distribuido pero a la vez articulado, un punto de partida para el consenso y los acuerdos regionales y locales.

Una apuesta a la buena voluntad, que en el 2015 se plasmó decantando lo aprendido de anteriores esfuerzos -los Objetivos de Desarrollo del Milenio-.

Una apuesta a la organización eficaz y eficiente para convertir la visión en resultados concretos, aportando mejores mecanismos y mejores sistemas.

Una apuesta a mancomunar esfuerzos, para incluir a todos en los beneficios del desarrollo.

Una apuesta a que cada nación y gobierno subnacional pueda perfilar su Plan según sus necesidades y las demandas de la sociedad que gobierna. Según la Agenda del desarrollo que cada nación, provincia y territorio establezca para sí misma.

¿Una apuesta que depende del azar? ¿O de la capacidad de las personas para incidir en el resultado?

El Desarrollo Sostenible no es un juego de azar.

Dijimos Visión, dijimos Participación, dijimos Instrumentos y Herramientas, dijimos Compromiso, dijimos Metas, dijimos Agenda. Dijimos APUESTA.

Pero sabemos que esta apuesta no es parte de un juego de azar. No es una jugada más en el gran juego de la evolución de la humanidad.

Quizás no tan claro en 2015, pero sí hoy en el inicio del 2020, ya a cinco años de aquel lanzamiento de la Agenda 2030, sabemos que hay problemas urgentes que requieren soluciones efectivas. Problemas complejos que requieren soluciones que combinen múltiples dimensiones. Problemas nuevos que requieren soluciones creativas.

Urgencia, complejidad, creatividad, efectividad ahora pero a su vez la posibilidad de continuidad para el futuro, para las próximas generaciones.

Una apuesta, un juego de ganar-ganar, creatividad para colaborar y contribuir colectivamente.

Un partido para incluir a todos, todas, todes.

Un partido que el azar y lo demás ha puesto 2 a 0 en este primer tiempo. Pero aún no está perdido.

Una oportunidad que en las tan diversas regiones y lugares del mundo pone en el campo de juego lo mejor de los mejores. Lo más valioso que la humanidad tiene hoy para enfrentar este enorme desafío. Lo que más debe ser cuidado. Esos seres y su magia en las calles, en sus lugares de trabajo, en cada metro de tierra que se trabaja y ama, en las costumbres y tradiciones que se sostienen por amor a los que nos precedieron y por amor a los que nos siguen. En cada palabra que con el último aliento se escribe para dejar algo de valor cuando ya se haya partido. En cada palabra que se dice para contagiar las ganas, para construir acuerdos. En cada música que se toca para que vibre el alma. En cada canto que se canta para ser algo más que uno mismo. En cada baile que se baila para danzar con el viento, con la luz, con el aire, con la vida. En cada beso y cada abrazo que se da con el corazón, el cuerpo y el alma.

En fin, la Agenda 2030. Una apuesta. Un juego. Una oportunidad. Una esperanza.

Desde aquí deseamos que compitamos con juego limpio, que pongamos todo en la cancha, que asumamos nuestros puestos de titulares en la final de la primera. Que ganemos por goleada. Para todos, por todos.

¡Así empezamos este año, y los invitamos a sumarse con nosotros para ganar cada día cada partido!

Esperamos sus aportes, comentarios, sugerencias y críticas que nos ayuden a mejorar. A contribuir más y mejor con la Agenda 2030 desde el Turismo Sostenible en Argentina.